La implantación de Proyectos de Educación de Educación para la Salud. Valoración de los aspectos más significativos
Objetivo: Reflexionar sobre las variables que condicionan el éxito o fracaso de un proyecto educativo.
La Educación para la Salud (EpS) es un proceso de aprendizaje planificado que tiene como meta la adecuación de los comportamientos humanos, de los estilos de vida, para mantener y mejorar la salud. Y para ello ¿qué puede ser más agradecido que la edad pediátrica en la que se conforman estos modos de vivir?.
La Educación para la Salud es una disciplina cuyas bases teóricas se asientan en cuatro grandes bloques científicos: las ciencias de la salud, que nos informan acerca de los comportamientos que mejoran la salud; las ciencias de la conducta (Psicología, Sociología y Antropología), que nos explican como se producen los cambios de comportamiento; las ciencias de la educación (Pedagogía) que nos permite facilitar el aprendizaje de un comportamiento y las ciencias de la comunicación que nos permiten identificar como se comunican las personas. (Rochon, A. 1992).
La EpS es una estrategia de reconocida utilidad en la promoción de la salud y en la prevención de la enfermedad, tanto en prevención primaria (control de factores de riesgo), como en lo que consideramos tercer escalón de la prevención (rehabilitación, reinserción social....) actuando como importante arma terapéutica.
Como disciplina con cuerpo científico y entidad propia debería estar incluida en los curriculum pregrado y en su defecto en los programas de formación MIR.
La EpS es una estrategia de reconocida utilidad en la promoción de la salud y en la prevención de la enfermedad, tanto en prevención primaria (control de factores de riesgo), como en lo que consideramos tercer escalón de la prevención(rehabilitación, reinserción social....) actuando como importante arma terapéutica.
Podemos trabajarla de modo individual o con grupos; bien con niños / as sanos o con niños con enfermedades crónicas; con las madres y los padres en los primeros años de la vida o bien con estos y con sus hijos en etapas posteriores.
Constituye, bajo mi punto de vista, un elemento desrutinizador en la tarea diaria, otra forma de hacer, salir de lo biologicista u organicista, asistencial, para entrar de lleno en la atención integral de nuestros niños, como contemplaba la filosofía de partida de la Atención primaria y desde la triple dimensión bio – psico - social de la salud.
La EpS no es una falacia, trabajos de investigación avalan su eficacia. Debemos por tanto concederle un tiempo y un espacio en el quehacer diario. Yo estoy firmemente convencida de la eficacia terapéutica y preventiva de la EpS, así como su importancia motivadora y desrutinizadora. Educar redunda en beneficio de la salud del niño y también en la tarea diaria del Pediatra, tanto en cantidad, disminuyendo las consultas a demanda, como en calidad.
Explicar sobre el papel el contenido de este taller es harto difícil, pues mi objetivo es invitar a la reflexión sobre aquellas variables que condicionan el éxito o fracaso de un proyecto educativo. Mi función será articular las estrategias necesarias para que cada uno de los participantes disponga de un tiempo y un espacio para expresar su experiencia personal, pues todos hemos hecho nuestros intentos, de mayor o menor envergadura, en la Educación, con resultados variables.
Sin embargo, todos, con el apoyo de la enfermería de pediatría, hacemos diariamente educación individual a través del Programa del Niño. Pero ¿educamos o informamos?.
¿Planificamos nuestras intervenciones educativas?
¿Utilizamos la metodología adecuada?
Planificación y Metodología sustentan el proceso educativo, es necesario saber de donde partimos y a donde queremos llegar. Así mismo el efecto de nuestra intervención va ser diferente en función del como lo hagamos, del método empleado.
Ø ¿Conocemos suficientemente a nuestra población?.
Ø ¿Sabemos cuáles son sus centros de interés, sus valores, sus creencias en salud, su tradición cultural,...?.
Ø ¿Preguntamos por sus conocimientos y experiencias previas?.
Ø ¿Sabemos escuchar, respetar, negociar...?
Ø ¿Priorizamos adecuadamente los problemas de salud sobre los que queremos actuar?. ¿Con qué criterios?.
Ø ¿Definimos estos problemas en todas sus dimensiones, distinguiendo lo que es abordable desde la educación?.
Ø ¿Somos capaces de dar protagonismo al educando, de capacitarle para tomar decisiones, de concederle autonomía....?
Ø ¿Formulamos objetivos educativos claros, realistas, factibles, coherentes con nuestra realidad?.
Ø ¿Definimos nuestra población diana con criterios estrictos?
Ø ¿Utilizamos un lenguaje verbal o visual que transmita el mensaje de modo comprensible para el receptor?
Ø ¿Evaluamos para introducir mejoras?
Ø ¿Decidimos de modo personal iniciar un proyecto educativo o hacemos participe a nuestro EAP?
Ø ¿Medimos nuestras fuerzas o nos lanzamos de modo idílico hacia lo imposible?
Ø ¿Por qué nuestros proyectos no suelen tener continuidad?
Estos y otras cuestiones son a las que trataremos de dar respuestas en este taller, no puedo ni debo adelantar las conclusiones. Como decía al principio yo como dinamizadora brindare las estrategias necesarias para que los participantes hagan explícitas sus experiencias y conocimientos previos, de este modo construirán una nueva realidad más amplía, una nueva y más rica perspectiva (VER). Yo puedo aportar mi formación teórica y mi experiencia en proyectos de intervención educativa, así como, en la formación de educadores, que sumado a las experiencias y conocimientos de los participantes nos permitirán enjuiciar (JUZGAR) para llegar de modo deductivo a conclusiones (ACTUAR). De este modo podremos experimentar nuestra metodología Ver – Juzgar – Actuar (SERRANO GONZALEZ, M.I. 1990) y presentar las conclusiones en la tarde del sábado.